El Señor, antes de sufrir el tormento en la cruz les enseñó a sus discípulos, como Él lo definió, un “Nuevo Mandamiento” que está en Juan 13:34.
Es un mandamiento muy parecido a otros, pero aunque se parece mucho al segundo gran mandamiento, es diferente en su orden.
Leamos pues Juan 13:34
“34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.”
Como vemos, el orden no es ya “como a ti mismo”, sino “como yo os he amado”.
Se inaugura un mandamiento cuya ley está condicionada al ejemplo del Maestro. Debemos amar a los demás como Él nos amó.
Muy interesantemente, el Señor establece un nuevo orden en el mandamiento de amar al prójimo. Es el orden del Señor, Su amor por nosotros pasó a ser el modelo, el orden, la magnitud de ese amor requerido. Entonces si amamos ˗̶ pero no amamos como Cristo ̶ no está cumplido el mandamiento.
Por eso un mandamiento puede no cumplirse por dos transgresiones: por violación de la ley o por violación del orden. Esto lo leemos en Isaías 24:10, cuando no se refiere al mundo como la ciudad transgresora de la ley, sino como la ciudad del “desorden”.
Muchos hay en el mundo que proclaman creer en Dios, predican, enseñan y hacen buenas obras.¿Cuál es el punto? El punto es que no se hace dentro del orden que el Señor ha establecido.
En Mateo 7:22-23, con la ayuda de la traducción del profeta José Smith, leemos que Jesús dijo al referirse al juicio de las naciones:
“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Y entonces diré: Nunca me conocisteis; apartaos de mí hacedores de desorden (anarquía).”
¿Por qué dijo desorden? Quizás porque esas personas no ejercieron su ministerio dentro del orden. ¿Cuál es el orden al cual deben atenerse las profecías y los dones?
El orden de Jesús, El Hijo de Dios.
En ISAÍAS 24:5, 10, y DYC 88:118-119 están unidos los conceptos de sabiduría y orden.
“Y la tierra se contaminó bajo sus moradores, porque traspasaron las leyes,cambiaron la ordenanza, quebrantaron el convenio sempiterno.”
“La ciudad del desorden está quebrantada...”
“Organizaos, preparad todo lo que fuese necesario; y estableced una casa, sí, una casa de oración, una casa de ayuno, una casa de instrucción, una casa de gloria, una casa de orden, una casa de Dios...”
Así nosotros sabremos apreciar lo que quiere decir el orden del Señor. Quiere decir el amor del Señor.
Que ese amor nos acompañe siempre, en darlo, sentirlo y recibirlo.
