BAUTISMO

CONCEPTOS BÁSICOS

— El bautismo es la primera ordenanza salvadora del Evangelio. A través del bautismo y de la ordenanza de la confirmación la persona se convierte en miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (el Reino de Dios sobre la tierra).
— Al bautizarnos concertamos un convenio con Dios. Convenimos en obedecer Sus mandamientos y vivir conforme a ellos, tomando sobre nosotros el nombre de Su Hijo y recordándolo siempre. Nuestro Padre Celestial nos concede la remisión de nuestros pecados por causa del sacrificio expiatorio de Jesucristo y nos otorga el derecho a recibir la guía del Espíritu Santo si nos mantenemos dignos de ello.
— La fe en Jesucristo y el arrepentimiento de nuestros pecados son requisitos esenciales para el bautismo.
— El Señor ha establecido la manera de bautizar. Debe ser realizado por quien posea la autoridad del sacerdocio de Dios y debe ser por inmersión. La inmersión en el agua simboliza la muerte de la vida pecaminosa de la persona y su renacimiento a una vida espiritual dedicada al servicio de Dios y de Sus hijos. Es también un símbolo de la muerte y la resurrección.
— Los niños menores de ocho años no requieren del bautismo pues no han llegado a la edad de responsabilidad.
— Nuestro convenio bautismal es renovado a través de la ordenanza de la Santa Cena.
— El bautismo es la puerta de entrada a una nueva vida. Despues del bautismo, es necesario que “perseveremos hasta el fin” en el camino del Señor para alcanzar la vida eterna, que es el mayor de todos los dones.
— El Salvador nos dio el ejemplo al bautizarse en el Jordán (aún siendo que era sin pecado).

ESCRITURAS

— Doctrina y Convenios 20:37
— Mateo 3:13–17
— 2 Nefi 31:17–18
— Doctrina y Convenios 18:21-24
— Moroni 8: 25-26
— Mosíah 7:8-10
— Juan 3:2-6
— Hechos 19:2–6
— Romanos 6:3-11
— Doctrina y Convenios 20:73–74
— Doctrina y Convenios 29:46–47
— Doctrina y Convenios 68:25
— Moroni 8: 19-23
— Doctrina y Convenios 20:77,79
— 2 Nefi 31:19–20
— Otras referencias: Hechos 2:37–38; 2 Nefi 31:4–13; Alma 7:14–16; 3 Nefi 11:18–41; 27:13–22; D. y C. 39:5–6, 10; 76:50–53

CONTENIDO ADICIONAL

“Tan provechoso sería bautizar un costal de arena como a un hombre, si su bautismo no tiene por objeto la remisión de los pecados y la recepción del Espíritu Santo. El bautismo de agua no es sino medio bautismo, y no vale nada sin la otra mitad, es decir, el bautismo del Espíritu Santo.”
(Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 384)

“La ordenanza salvadora del bautismo la debe efectuar alguien que tenga la debida autoridad de Dios. Las condiciones fundamentales del convenio, en el que entramos en las aguas del bautismo, son las siguientes: testificamos que estábamos dispuestos a tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo, que siempre lo recordaríamos, y que guardaríamos Sus mandamientos. La bendición que se nos promete al honrar ese convenio es que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros (véase D. y C. 20:77). En otras palabras, el bautismo por agua nos lleva a la oportunidad autorizada de tener la compañía constante del tercer miembro de la Trinidad."
(élder David A . Bednar, “Para que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros”, Liahona mayo 2006, pág. 29)

"Nefi describe la ordenanza del bautismo por agua y por fuego como una puerta (véase 2 Nefi 31:17). ¿Por qué es el bautismo una puerta? Porque es una ordenanza que simboliza entrar en un convenio sagrado y vinculante entre Dios y el hombre. Los hombres prometen renunciar al mundo, amar y servir a su prójimo, visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, proclamar la paz, predicar el Evangelio, servir al Señor y guardar Sus mandamientos. El Señor promete derramar 'su Espíritu más abundantemente sobre' nosotros (Mosíah 18:10), redimir a Sus santos, tanto temporal como espiritualmente, contarlos con los de la primera resurrección, y ofrecer la vida eterna. El bautismo y el recibir el Espíritu Santo son las formas señaladas para entrar por el 'estrecho y angosto' camino hacia la vida eterna.”
“Según el apóstol Pablo, el bautismo también simboliza nuestro descenso a un sepulcro en las aguas, del cual nos levantamos 'en vida nueva' (Romanos 6:4) en Cristo. La ordenanza del bautismo simboliza la muerte y la resurrección de Cristo… morimos con Él a fin de vivir con Él. En este sentido, el bautismo es la primera ordenanza salvadora, y recibir el Espíritu Santo nos ayuda a cada uno a seguir adelante y perseverar hasta el fin.”
(élder L. Tom Perry, “El evangelio de Jesucristo”, Liahona mayo 2008, pág. 46)

“El bautismo consta de dos aspectos y tiene una doble misión: no sólo purifica, sino que ilumina el alma, manifiesta las cosas de Dios, pasadas, presentes y futuras, e imparte un testimonio seguro de la verdad. El alma, limpia del pecado, está en condiciones de disfrutar la constante influencia del Espíritu Santo, que ‘no habita en templos impuros’. El bautismo por agua inicia la obra de purificación e iluminación, y el bautismo por el Espíritu la completa.”
(élder Orson F. Whitney, “Baptism -The Birth of Water and of Spirit”, pág. 10)

OTRAS REFERENCIAS

“Nacer de Nuevo”, por el presidente James E. Faust , Liahona, julio de 2001, pág. 68


 

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