Ver también aborto

CONCEPTOS BÁSICOS

— El participar del Plan de Dios proveyendo de cuerpos a los espíritus que vienen al mundo es un privilegio y un gozo para quienes están unidos en el sagrado vínculo del matrimonio.
— Aunque en el mundo la ley de castidad no sea popular, el Señor ha expresado Su voluntad de que los miembros de la Iglesia la guarden y que el traer hijos al mundo se realice exclusivamente a través de la institución matrimonial.
— Se espera que todo matrimonio saludable y sin impedimentos físicos participe de la bendición de tener hijos. El primer mandamiento dado a Adán y Eva en el jardín del Edén fue el de fructificar y multiplicarse.
— Las relaciones conyugales no se limitan exclusivamente a la procreación, siendo que constituyen además, una fuerza poderosa con el propósito adicional de fortalecer la unidad y el amor mutuo en el matrimonio.
— Los esposos deben ser considerados con sus esposas, quienes tienen no sólo la responsabilidad de dar a luz a los hijos sino también de cuidar de ellos y criarlos. Por tanto, la decisión de traer hijos al mundo debería ser tomada de común acuerdo entre los esposos y en consulta con el Señor.
— Al planificar la procreación familiar, los esposos tienen el derecho de decidir por sí mismos siendo así “sus propios agentes”. Deben buscar la inspiración y guía de Dios. Al momento de planificar su curso de acción, deberán considerar la salud física y mental de ambos, así como su capacidad de proveer para las necesidades básicas de sus hijos.
— En cuanto al control de la natalidad, es aconsejable evaluar las consecuencias del método a adoptar en caso de decidir hacerlo. En todos los casos el aborto* utilizado como método de control de la natalidad, es contrario a la voluntad de Dios.

* (como todo otro procedimiento que produzca sus efectos con posterioridad a la concepción, destruyendo la vida en el seno de la madre)

ESCRITURAS

— Génesis 1:27-28
— Salmos 127:3-5