CONCEPTOS BÁSICOS

— Proceso mediante el cual una persona transforma su naturaleza al punto que sus pensamientos, deseos, afectos y obras están siempre en armonía con la voluntad de Dios, manifestada a través de las Escrituras, los consejos de los profetas y las indicaciones del Espíritu Santo.
— La persona convertida abandona sus anteriores tradiciones y creencias, modificando su ser para aceptar y vivir el Evangelio, para ser dócil a la influencia del Espíritu, para ser obediente a Dios en todo momento, en todo lugar y en todo tiempo, cualesquiera sean las circunstancias.
— La conversión excede la simple aceptación de la veracidad del Evangelio. El converso se convierte en una nueva criatura nacida del Espíritu y dispuesta a someterse a todo cuanto el Señor disponga. Se convierte en un discípulo de Jesucristo.
— Quien está convertido llena su vida de amor, servicio y devoción, teniendo su corazón dispuesto a hacer lo bueno continuamente y comparte su testimonio con gozo.

ESCRITURAS

— Mosíah 3:19
— Mosíah 5:2
— Mosíah 27:25–26
— Alma 5:12–14
— Mateo 18:3
— Lucas 22:32
— 2 Corintios 5:17
— Omni 1:26
— Ezequiel 11:19–20
— 3 Nefi 9:20
— Helamán 15:7-8
— 3 Nefi 9:20

CONTENIDO ADICIONAL

“Para uno que está totalmente convertido, el deseo de hacer cosas [contrarias] al evangelio de Jesucristo ha muerto, y en su lugar nace un amor a Dios con la firme e imperante determinación de guardar Sus mandamientos”.
(presidente Marion G. Romney, citado por el élder Richard G. Scott en “Una conversión plena brinda felicidad”, Liahona, julio de 2002, pág. 27)

“La conversión es una expansión, una profundización y una ampliación de la estructura básica del testimonio. Es el resultado de la revelación de Dios, acompañado del arrepentimiento, de la obediencia y de la diligencia personales. Cualquier persona que sinceramente busque la verdad puede llegar a convertirse al experimentar el gran cambio en el corazón y al nacer espiritualmente de Dios (véase Alma 5:12–14). Cuando honramos las ordenanzas y los convenios de salvación y exaltación (véase D. y C. 20:25), “[seguimos] adelante con firmeza en Cristo” (2 Nefi 31:20), y perseveramos con fe hasta el fin (véase D. y C. 14:7), llegamos a ser nuevas criaturas en Cristo (véase 2 Corintios 5:17). La conversión es una ofrenda de uno mismo, de amor y de lealtad que damos a Dios en gratitud por el don del testimonio.”
(élder David A. Bednar, “Convertidos al Señor”, Liahona noviembre de 2012, pág. 107)

“Hemos hablado del deseo, de la sumisión a Dios, del estudio, de la oración, del servicio, del arrepentimiento y de la obediencia. De éstos, combinados con tu adoración y actividad en la Iglesia, provendrán el testimonio y la conversión. El Evangelio no será tan sólo una influencia en tu vida, sino que será la esencia de lo que eres en realidad. Suplica a Dios en el nombre de Cristo que escriba el Evangelio en tu mente, a fin de que tengas entendimiento, y en tu corazón, para que te agrade hacer Su voluntad.”.
(élder D. Todd Christofferson, “Cuando te hayas convertido”, Liahona mayo de 2004, pág. 13)

"La conversión es volverse de las maneras del mundo hacia las maneras del Señor y permanecer con ellas. La conversión comprende el arrepentimiento y la obediencia. La conversión efectúa un potente cambio en el corazón. Por lo tanto, el verdadero converso 'nace de nuevo' y anda en vida nueva. Como conversos de verdad, nos sentimos motivados a hacer lo que el Señor desea que hagamos y a ser la clase de personas que Él desea que seamos. "
(élder Russell M. Nelson, “Jesucristo: El Maestro Sanador “, Liahona noviembre de 2005, pág.87)

OTRAS REFERENCIAS

“Convertidos al Señor”, por el élder David A. Bednar, Liahona, noviembre de 2012, pág. 106
“Una conversión plena brinda felicidad”, por el élder Richard G. Scott, Liahona, julio de 2002, pág. 26
“Cuando te hayas convertido”, por el élder D. Todd Christofferson, Liahona, mayo de 2004, pág. 11